lunes, 2 de junio de 2008

Arguiñano, no me cante milongas

Un cocinero de los de antes, como debe ser. Ni perejil, ni hostias...

Anda el Arguiñano intentando convencernos de que cocinar es una diversión como otra cualquiera y yo, que congelo los huevos ya fritos el domingo para sólo tener que calentarlos entre semana, le escucho como quien oye llover.
Puede que elaborar lenguas de perdiz estofadas con aromas de heno de Pravia y salsa de nueces sea un divertimento y hasta una obra de arte minimalista, pero me gustaría verle al Arguiñano trajinándose cada noche un menú consistente en salchichas, hamburguesas, patatas fritas y sus diferentes combinaciones.
En mi opinión, cocinar es un trabajo ingente y desagradecido que comienza el sábado en un hipermercado y se desparrama por toda la semana con un reguero de platos sucios, aceite quemado y latas de conservas.
Algunas tareas como la compra pueden simplificarse, por ejemplo, apropiándose en el interior de los supermercados de carritos ya llenos, aunque una vez en el fogón no te queda más remedio que pencar.
Después de fracasado en referéndum el intento de convertir la cocina de mi casa en salón de juegos, con una máquina de petacos, un minibillar y un microondas, me vi obligado a ocuparme de elaborar el menú.
Sólo a base de asquerosas tortillas de dónuts con aguacate y de ancas de rana con natillas conseguí que me echaran de allí para siempre.
Ahora cambio enchufes y bajo la basura. Esto sí que es diversión.
Josetxu

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Éste es el mismo cocido que llevaba Bono en otro post ¡qué hambre! tiene buena pinta

B

Anónimo dijo...

Joooooder, vaya vista para los garbanzos. No me pasais ni una...

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