ES lo que tiene el arte de vanguardia, que se crea para generaciones venideras y necesita años antes de ser comprendido. La anciana de 81 años que ha recreado -no restaurado- el Ecce Homo del Santuario de Misericordia de Borja es una adelantada a su tiempo. Acaba de regalarle al pueblo una obra de arte capaz de atraer a masas sedientas de cultura y recibe como pago una denuncia que puede acabar con su actividad para siempre. Incluso el ayuntamiento amenaza con borrar el ecce mono, nombre con que el populacho ha bautizado la obra, y devolverlo a su estado original: un vulgar y anodino fresco de iglesia.
Espero que a estas alturas el alcalde haya reflexionado y cambie de opinión. ¿Cuántos ayuntamientos matarían por poseer una obra así? Hasta el de Bélmez aplaudiría con las orejas si pudiera presumir de esta transfiguración en su parroquia. Una repercusión mediática de este tipo solo se consigue con una aparición de la Virgen sobre una encina. Y como las encinas se han quemado todas, ya solo se aparece en las manchas de humedad bajo los puentes, un lugar incómodo y poco aparente para organizar peregrinaciones, llenar los hostales y vaciar los almacenes de productos de la tierra.
Borja tiene como vecina a una artista comparable a Munch, Kooning o Rauschenberg y quiere demandarla. Propongo que el Guggenheim contrate a la señora ya. Pero ya, ya. Que el Metropolitan de Nueva York seguro que anda detrás para meterla en nómina.
Josetxu Rodríguez