Aznar: El regreso del hombre lobby

Todavía hay quien piensa que el calentamiento global es consecuencia directa del final de la guerra fría, y que no hay mejor remedio contra él que comenzar de nuevo a dar hostias a socialistas y comunistas, si es que queda alguno por esos mundos de Dios, que esa es otra. No se rían, que esta teoría no la sostengo yo, sino el recientemente nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Valencia, el ilustre José María Aznar, de todos conocido por ser el único ex presidente cuya actividad se centra exclusivamente en poner a parir a su país a 30.000 euros la conferencia.

Ahora que su trabajo de becario en la Casa Blanca ha concluido y el nuevo presidente Obama parece que no requerirá sus servicios ni necesitará un bigote que le acompañe en los momentos difíciles, se ha rasurado (el bigote) y se ha lanzado a la carrera científica. Armado con una estación meteorológica de esas en las que aparece un monje con una vara, capitanea una cruzada que intenta demostrar que la culpa del calentamiento global es de los rojos y de su aparato propagandístico y no del consumo abusivo de combustibles fósiles. Vamos, que no debemos preocuparnos por el futuro, porque nadie sabe qué puede pasar. Curioso argumento para una persona tan religiosa como él: tan poco preocupado por el futuro y tanto por el más allá.

Pero tiene parte de razón, a fin de cuentas, el problema lo tendrán nuestros tataranietos y, para entonces, los descendientes de Rosa Díez ya se habrá hecho con el poder y las consecuencia políticas serán muchísimo peores que las meteorológicas. Lo único que me mosquea es que el lobby que capitanea el señor Aznar está generosamente mantenido por la petrolera ExxonMobil. Bueno, eso, y el silbido huracanado del ciclón que atraviesa Euskadi.

Josetxu Rodríguez