miércoles, 23 de enero de 2008

Al cine con barbacoa

¿Serán así las futuras butacas de cine?

ME gusta el cine. Me gusta tanto que hasta disfrutaba con el anuncio de Menforsán, aquel en el que aparecía una señorita corriendo en camisón por un prado y, después de oler una flor, miraba al patio de butacas y nos rociaba con un espray. En ese momento era cuando se escuchaba el consabido grito: «Tan mal olemos ¿o qué?» Durante quince años estuvo proyectándose esta peliculilla y a la tía en todo ese tiempo no le salió ni una arruga, oye. Todo el público cada vez más viejo y ella, que ya tenía que conocernos a todos por lo menos de vista, venga a rociarnos una y otra vez... Pero a lo que iba. Como me gusta tanto el cine, dejé de ir, porque en la tele, las privadas, comenzaron a echar películas buenas, y preferí despatarringarme en el sofá para ver Amarcord y Muerte en Venecia... Hasta que llegaron los miles de anuncios, y las llamadas de teléfono a partir de las diez, que era más barato, y la del chupete, que ésa es otra... Total, que como me gusta tanto el cine, abandoné la tele y volví al cine, que ya era estereofónico con sensorround y asientos anatómicos. Y allí estaba tan contento cuando llegaron los 20 minutos de anuncios y la comida, que no se trata ya sólo de las palomitas, que hasta con la barbacoa les he visto preparándose la merendola. Terminarán llevando cazuelas con rabo de toro e incluso celebrando banquetes nupciales. El caso es que como me gusta tanto el cine voy a dejar de ir porque ahora hay teles con pantalla panorámica, sonido cuadrafónico y la del chupete lo único que come, por ahora, es yogur.
Josetxu Rodríguez

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