Érase una vez unos hombres que acamparon en el monte para pasar la noche. Mientras dormían se empezó a oir una voz insistente que decia:
- Ay, que sed tengo
Era tal la cantinela, que algunos acabaron despertándose, y como no se callaba, ni se levantaba a beber agua, uno de los compañeros se levantó y le llevó agua. Bebió hasta saciarse. Todos suspiraron aliviados, y se prestaron a seguir durmiendo. Apenas habían cogido el sueño, cuando de repente se oyó decir:
- Ay, que sed tenía.
Seguro que todos conocéis a gente así...
3 comentarios :
Pues sí. Este chiste me lo contó una amante que tuve allá por los años 80 (cuando aún me lo podía permitir).
Rafel
¡La misma que me lo ha contado a mí!
jajajajaja yo me meo! vaya con qe la misma jajaja
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