NI estudian ni trabajan. Pertenecen a la generación Ni-Ni y vegetan en casa de sus padres con adsl de alta velocidad en su habitación, mesa puesta y paga semanal. Seguramente será la juventud más preparada de la historia, con título universitario, curso de Erasmus en el extranjero e idiomas, pero, cuando se pongan a trabajar, si alguna vez lo hacen, vivirán peor que sus padres. Por eso no tienen prisa.
Malcriados, indolentes, egoístas... puede que sí, pero hay que reconocer que han aprendido rápido de la experiencia de la generación que les precede. De esos a quienes se les vendió la idea de que con una carrera universitaria conseguirían un buen trabajo y ahora encadenan contratos de 800 euros, o pensaron que comprar un piso era mejor inversión que alquilarlo y han firmado deudas de 40 años por algo que no lo vale. Por no hablar de los infelices que se creyeron que ser trabajador, responsable y fiel a tu empresa te daba opción a un contrato indefinido y te evitaría la cola del paro.
Por eso han decidido invernar y yo les envidio. Si pudiera también lo haría, y viviría de mis padres hasta que pudiera hacerlo de mis hijos. Sobre todo, si ellos lo consienten. Eso también es parte del problema. Mientras, siguen ahí, observando desde la cama cómo gira la noria sin tocar bola. Les queda otra opción: coger una recortada, entrar en un MacDonald"s y pedir una hamburguesa igualita igualita que la de la foto. Desde este punto de vista, les prefiero en el sofá.
Malcriados, indolentes, egoístas... puede que sí, pero hay que reconocer que han aprendido rápido de la experiencia de la generación que les precede. De esos a quienes se les vendió la idea de que con una carrera universitaria conseguirían un buen trabajo y ahora encadenan contratos de 800 euros, o pensaron que comprar un piso era mejor inversión que alquilarlo y han firmado deudas de 40 años por algo que no lo vale. Por no hablar de los infelices que se creyeron que ser trabajador, responsable y fiel a tu empresa te daba opción a un contrato indefinido y te evitaría la cola del paro.
Por eso han decidido invernar y yo les envidio. Si pudiera también lo haría, y viviría de mis padres hasta que pudiera hacerlo de mis hijos. Sobre todo, si ellos lo consienten. Eso también es parte del problema. Mientras, siguen ahí, observando desde la cama cómo gira la noria sin tocar bola. Les queda otra opción: coger una recortada, entrar en un MacDonald"s y pedir una hamburguesa igualita igualita que la de la foto. Desde este punto de vista, les prefiero en el sofá.
Josetxu Rodríguez
2 comentarios :
Ojo, no vivirían peor que sus padre, virirían peor que "ellos mismos" en casa de sus padres. Probablemente los padres de muchos de ellos las hayan pasado canutas hace 30 años, que se nos olvida muy pronto de donde venimos
Pues yo les prefiero con la recortada. Porque si nadie tira de recortada nos van a seguir recortando a todos y esto no da. No da.
La juventud es la que tiene que mover esto, pelear su espacio, si no, todos nos vamos al carajo.
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