Lo que es la vida. Hace unos años cerraban colegios por baja natalidad, consecuencia de la divina irrupción televisiva en la alcoba matrimonial, y ahora resulta que la inflación no contenta con el alza de los precios y la expansión del entero Universo decide emplearse a fondo con la inocente infancia.
Como comprenderán, con lo llovido sobre turismo sexual, explotación infantil, pedofília…no pude menos que alarmarme la primera vez que leí semejante reclamo a todo color, pues aunque uno ya está curado de espanto con los anuncios por palabras, la entropía social nunca deja de sorprendernos, pasada la era de Torrebruno y Barriosésamo, desde la aparición de Espinete y Don Pinpón, la prudencia no parecía lo más apropiado. Tras el susto, me percaté de que lo publicitado, no eran ¡niños a granel! para uso y disfrute de empresarios explotadores y viciosos depravados, sino como gancho para los papis que si bien están siempre dispuestos a renunciar al niño, no así a sus merecidas vacaciones.
Cosa también reprochable desde una perspectiva kantiana por instrumentalizarse la figura del menor como medio para satisfacer el consumo conspicuo de La Clase Ociosa de la que hablara T.Veblen y no como un fin que sería lo apropiado. Máxime cuando durante todo el período lectivo ese infante, ha pasado más tiempo en el almacén de niños, actividades extraescolares y particulares… que con ellos, bajo la excusa de tenerlos cuidados y ocupados mientras trabajan precisamente para pagarse las vacaciones, y desde un plano psicológico tan en boga, hay riesgo de que en los 9 días y 7 noches que dura el viaje, pasen tanto tiempo a su lado que lo abrumen con su presencia y añore las carantoñas de su cuidadora ecuatoriana, las regañinas de los maestros, la atención de sus monitores y sobre todo jugar con sus amigos, pues seguramente el hotelito de cinco estrellas tenga tele, y en la maleta no falten las videoconsolas y los DvDs para tenerle entretenido. En buena lógica serian estos y no aquellos quienes debieran acompañar al niño durante sus vacaciones y gozar de su felicidad estival, dado que son ellos quienes soportan durante todo el año su hiperactividad fruto del desasosiego que le generan las prolongadas diarias ausencias paternas y la tan temida separación afectiva maternal, seguidas de frenéticos viajes por todo el orbe, acompañado por dos desconocidos. Más apropiado parece el 2X1, que no hace mención ni de sexo ni de edad, y permite a los cónyuges hacer algo juntos, aparte de traer un infeliz al mundo, pero esto ya daría para otro artículo.
Nicola Lococo
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