martes, 18 de junio de 2013

Dos historias mínimas, dos






Un empresario vuelve de su oficina en la tarde y -en medio de un gran aguacero- ve a una bella mujer en la parada de autobuses, por lo que detiene su automóvil :
- Llueve a cántaros .... ¿ La llevo ?
- Ah, bueno, gracias, -responde ella, entrando al auto
- Llegando al edificio donde ella vive, lo invita a entrar:
- No quiere Ud. tomarse un cafecito, un güisqui, alguna cosita que le invite, con este frío ?
- No, gracias, debo llegar temprano a casa .
- Pero, ha sido usted tan gentil, suba siquiera un ratito.
Él sube ante la petición de la damita. Cuando entran, ella le sirve un buen coñac y luego va a su dormitorio, del que retorna arreglada y perfumada, dejando entrever un cuerpo bellísimo bajo una sugestiva bata. Beben algunos
tragos, oyen música, charlan, ríen, toman confianza, y -como era de esperar- se van a la cama...
A las 6 de la siguiente mañana, él despierta preocupadísimo:
-Qué bruto, me quedé dormido... ¿Ahora qué hago?
Medita, toma el teléfono, marca el número de su casa y tan pronto le responde su mujer, grita:
- MARIA, NO PAGUES EL RESCATE !! ... HE LOGRADO ESCAPAR !!

                            . . . . . . . . . . . . . . . ..

Le dice la dueña de casa a la asistenta:
- No sabes, acabo de enterarme que el sinvergüenza de mi marido sale todos los días con su secretaria.
- ¡No me lo creo! Usted me lo dice para darme celos, verdad ?…

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