QUE tenemos cara de gilipollas es
opinable, que nos comportamos como gilipollas es posible, pero que nos
tratan como a gilipollas está fuera de toda duda. Solo hay que ver a un
ministro, animal o cosa en el telediario dando cifras de la última
huelga o manifestación para constatar el respeto que les merecemos. Les
da igual decir que se han reunido 35.000 personas que dos millones
porque, acto seguido, aparecerá un ente convocante que contrarrestará la
información con cantidades tan disparatadas como el primero. Y así
estamos.
Luego quieren que les creamos a pies juntillas los datos de
ocupación de la fiesta del Madrid Arena, de los costes salariales, de la
bolsa de la Seguridad Social, de las personas en paro, del Euribor o
del número de coches oficiales. Mienten, se demuestra que mienten,
cualquiera puede comprobar que mienten y no pasa nada.
Así que cuando
llama Merkel a Rajoy para preguntarle cuál es el montante del
presupuesto para el año que viene, porque el documento que le ha llegado
desde Madrid tiene una mancha de chorizo y no se ve bien la cifra y la
necesita para aprobar el rescate, alucina con la respuesta: "Mireusté,
mi querida Angela. El ministro de Economía me ha dicho que unos 200.000
millones de euros, pero la vicepresidenta se decanta más por los
800.000; aunque, personalmente, pienso que conseguiremos reducirlos a
75.000 millones o así. Y, ahora, perdóneme, que mañana tengo examen de
la ESO".
Josetxu Rodríguez
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