LA culpa es del DDT. Sí, de ese insecticida que durante el siglo XX se utilizó para acabar con todo bicho viviente y que, en su versión mejorada, denominada TDT (Televisión Digital Terrestre), es difundido masivamente por un sinfín de cadenas para convertirnos a todos en patatas y que aceptemos los recortes sin rechistar.
El DDT mejorado es un exfoliante mental creado por Telecinco y que impregna su programación produciendo en las neuronas el mismo efecto que el agente naranja en la selva vietnamita. Una vez fumigadas amplias zonas del cerebro, cualquier idea, razonamiento o reflexión muere por contacto, lo que impide que el individuo irradiado pueda levantarse del sofá por sus propios medios. En el caso de que se carezca de familia, amigos, teléfono o timbre en la puerta, la posibilidad de morir de inanición, con los ojos fijos en la pantalla y babeando por la boca sin la capacidad de mover un músculo para salvarse es muy alta.
Esta especie de síndrome de Diógenes intelectual, que en España e Italia ha lobotomizado a la población, está siendo estudiado por los servicios secretos de medio mundo para usarlo con fines militares. Concretamente, se está preparando una programación televisiva especial para talibanes que, si funciona, sustituiría a los drones.
Puede que aún estemos a tiempo de pararlo difundiendo el único antídoto que existe: leer. Cada vez que enciendes Telecinco, un libro se suicida. ¡Salvemos los libros!
Josetxu Rodríguez
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