CÓMO se nota que el ladrillo está de capa caída. Este año, la Lotería
de Navidad le ha vuelto a tocar a Carlos Fabra, expresidente de la
Diputación de Castellón y líder del PP, pero en lugar de la habitual
lluvia de millones, se ha conformado con una pedrea de 120 euros por
décimo. Ya ven, una miseria comparado con los nueve premios que ha
conseguido en la última década. En 2000, 113.000 euros; en 2001,
103.000; en 2002, 29.000; y así, hasta 2008, en el que atrapó el Gordo
de la Lotería del Niño que le supuso dos millones de euros libres de
impuestos.
No hay caso igual, si exceptuamos al exalcalde de Santa Cruz de
Tenerife, Miguel Zerolo, que tuvo suerte y la diosa Fortuna le cubrió
con su manto en el sorteo de Navidad y en el del Niño. Tanto es así, que
pagó una finca con 145 décimos premiados en tan solo dos semanas.
Cuando a uno le sonríe la fortuna es igual lo que haga, porque es
caprichosa como ella sola. Con anterioridad, tenía querencia por los
narcotraficantes gallegos, a quienes cubrió de billetes empolvados con
coca.
Y, hablando de canallas, no sé por qué, me vienen a la memoria el
caso de Goldman Sachs y Lehman Brothers. Después de causar un tsunami
mundial por su codicia y llevar a la ruina a media docena de países en
Europa, uno de sus ejecutivos ha sido designado primer ministro de
Grecia, otro presidente del Gobierno de Italia y, un tercero, presidente
de Banco Central Europeo. En España, el nuevo ministro de Economía fue
de Lehman Brothers. Al parecer, a estos solo les tocó la pedrea.
Josetxu Rodríguez
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