EUSKADI AÑO 2041. La generación de la crisis de deuda lleva
trabajando desde los 18 años a pleno rendimiento, mejor dicho, a
destajo, ya que les pagan por tarea realizada. Lo mismo ocurre con sus padres y sus abuelos, cuya edad de jubilación la decide un comité de mutuas
en base a un examen médico exhaustivo. Quien no lo supera, por la
razón que sea, ocupa una plaza en las residencias Soylent Green para la
4ª edad no operativa, en donde espera que llegue su fecha de tránsito para ser reciclado.
En un pabellón industrial, dos jóvenes aprovechan el descanso biológico de 10 minutos que
les corresponde por su jornada de 11 horas para ir al baño y nutrirse.
Una de ellas, embarazada, utiliza la tarjeta de racionamiento
corporativo para adquirir en el economato un tubo de pasta multivitamínica
con la que dan puntos. Espera sumar los suficientes para conseguir una
jornada de baja maternal el día que dé a luz. Si no hay contratiempos,
una semana después el bebé pasará al pabellón guardería con línea de montaje
donde podrá hacer tareas simples y empezar a ganarse el biberón en
cuanto controle dónde tiene las manos. "¿Te acuerdas de las comidas que
nos daban nuestras amatxus?", comenta nostálgica, mientras absorbe el
engrudo. "Ya te digo... aquellos happymeals, telepizzas, salchichas de chocolate... ¡Qué banquetazos!", concluye la otra mientras regresan al trabajo.
Las profecías de Orwell "1984" y de Kubrick "2001. Odisea espacial" no se cumplieron, quizá haya suerte y esta tampoco.
Josetxu Rodríguez
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