Sálvame, soy un náufrago...
Me pareció verla en Supervivientes semioculta detrás de una palmera. No le di importancia hasta que en el siguiente programa reconocí su flequillo a lo pájaro loco entre los arbustos. Nadie me cree, pero estoy seguro de que la vicepresidenta Fernández de la Vega ha ensayado el plan de austeridad económica utilizando como cobayas al equipo de los anónimos con el fin de descubrir cuánto tiempo se puede vivir comiendo erizos de mar y trozos de coco. Pueden reírse lo que quieran, pero hay datos que confirman que el experimento ha resultado satisfactorio. Uno de ellos es que el ministro de Fomento, José Blanco, ha ido a La Noria vestido de seminarista para anunciar que viene el coco y que por eso tienen que congelar las pensiones. A los pensionistas se les ha erizado el pelo y se han quedado helados. Ven, todo encaja. Y les digo más, el martes, en el programa de Jorge Javier, apareció un personaje cantando el Sálvame, sálvame, soy un náufrago... que se parecía a Zapatero tanto como mister Bean. Yo creo que era el presidente haciéndose unos platós para enjuagar el presupuesto de Moncloa, porque afirmó que en España no había dinero ni para pagar a los funcionarios que funcionan, que ya es decir. Y la cosa debe estar muy malita cuando Corbacho, el ministro de Trabajo, está haciendo cameos en Qué vida más triste.
Y ¿en Euskadi? ¿Qué pasa en Euskadi? Pues no lo sé, pero Patxi López se ha comprado una boina como la de El tío la vara y anda por ahí diciendo: ¡¡¡Os voy a crujiiirr!!!
Josetxu Rodríguez
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