viernes, 14 de mayo de 2010

Los incondicionales del Café Central: una historia magistral


Un grupo de amigos cuarentones se encuentran para elegir el sitio donde van a  cenar todos juntos.
Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante del Café Central,  porque las camareras son guapas, llevan minifalda y escotes  generosos.
Diez años después, los mismos amigos, ya cincuentones, se  reúnen de nuevo para  elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de acuerdo  en cenar en el restaurante del Café Central, porque el menú es muy bueno y hay una magnífica carta de vinos.
Diez años después, los mismos amigos, ya sesentones, se  reúnen de nuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen  de acuerdo en cenar en el restaurante del Café Central, porque es un sitio  tranquilo, sin ruidos y  tiene salón para no fumadores.
Diez años después, los mismos amigos, ya setentones, se reúnen de nuevo  para elegir el restaurante donde ir a cenar. 

Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante del Café Central, porque el  restaurante tiene acceso  para sillas de inválidos e incluso hay ascensor.
Diez años después, los mismos amigos, ya octogenarios, se reúnen de nuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante del Café Central, y todos coinciden en que es una gran idea  porque nunca han cenado allí.

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