martes, 19 de mayo de 2009

El poco crédito que tienen los bancos


La jerga lingüística denomina Tesoro, a cuantas palabras encierran alguna referencia a lo que desean expresar. Así, la propia palabra Tesoro, nos habla de algo que contiene Oro, o el diamante con el que los enamorados agasajan a su pretendida, dice propiamente Amante, claro que en ocasiones, éstos tesoros de la lengua aparecen a caballo de dos palabras como en el caso de la expresión típica Políticos y responsables, y no faltan curiosidades como le sucede a conejos con cuyas letras bien puede formarse otra que se le arrima, o como en el caso del conocido Roldán, que contenía la palabra Ladrón. Y casualidad, éste último fenómeno es el que también acontece con el término Crédito, tan utilizado por la Banca, pues entre sus grafemas se esconde subrepticiamente infantil expresión que remite a la hucha y al ahorro, cual es la de Cerdito.
Este "cerdito" que se nos cuela de rondón, y propicia el afecto ingenuo, para dejar nuestros ahorros en manos, nada más y nada menos que de los Roldanes sociales, se nos torna a la vuelta de cambio, en todo un lobo feroz, que amenaza nuestro sustento, con toda suerte de tretas y artimañas no precisamente sacadas de los cuentos, como falsos atajos, grandes soplidos y enseñando patitas de harina, sino con comisiones a saco, amenazas de embargo, desahucio, e induciéndonos a caer en estafas orquestadas a nivel Global, haciéndonos perder lo poco que tenemos, para luego jactarse de obtener pingües beneficios.
Cuando uno acude al banco a pedir un crédito, éste no te lo da de buenas a primeras, como pudiera desprenderse de la propia palabra Crédito - entiéndase confianza, creer en alguien o similares- sino que exige para su concesión, avales habidos y por haber, nómina, inmuebles, enseres… sin cuya satisfacción ya puedes olvidarte de recibirlo. Por ello resulta extraño, que el Estado, haya otorgado a éstos lobos vestidos con piel de cordero, grandes caudales sacados de las arcas públicas sin que, hayan siquiera firmado un compromiso de comportarse con la menor decencia que se puede exigir a un lobo, cuál es, la de que nos ataque sólo cuando tiene hambre y no como vulgares perros rabiosos, dando mordiscos a la infeliz manada de borregos que aún ven en ellos al buen pastor del que hablaban las Escrituras. Malo es el escepticismo que hace desconfiar de todo… Pero peor resulta para el mandatario, ser un crédulo ante los más desacreditados.

Nicola Lococo

2 comentarios :

noveldaytantos dijo...

He leído hace poco por ahí un slogan o algo así que dice: "Con esto de la crisis he cambiado de banco; he pasado del de Santander al del parque". Ahí es nada.

Josetxu dijo...

Muchos que se dicen banqueros debería acabar en el banquillo...

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