EN aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Creced
y multiplicaos. Acaparad la tierra y las marismas, recalificadlas y
edificad sobre ellas hasta cubrir toda la faz del litoral. Compraros un
Ayuntamiento y un club de fútbol para blanquear los capitales y meteros
en un jacuzzi con media docena de aspirantes a Miss España para glosar
las bondades de los apartamentos en Marbella y sus campos de golf
regados con champán. Estas palabras, recogidas en el Génesis, primer libro de la Biblia del pelotazo,
dieron inicio a la gran fiesta de la corrupción que asoló el país y
cuyas consecuencias sufrimos en la actualidad hasta el punto de tener
que esconder el pasaporte por vergüenza ajena.
El Club Bilderberg de los
trileros, que durante dos décadas camparon a sus anchas por partidos,
cajas de ahorros e instituciones varias, aparecen ahora un día sí y otro
también en las portadas de los periódicos con la misma cara de sorpresa
que pondrían en la foto para la orla de Alcalá Meco. Desfilan uno tras
otro, como apóstoles del trinque, camino de los juzgados como paso
previo al indulto. Lo mismo Urdangarin, alias el duque... em... Palma... do, que Bárcenas, alías Gollum, siempre acariciando su tesoooooro de 22 millones como la criatura de El Señor de los Anillos.
Por no faltar, no falta ni ese señor de la Fundación Ideas que se
inventó una columnista para pagarse a sí mismo artículos absurdos a
3.000 euros la pieza. Si esto no es el Apocalipsis cutre, que vuelva Gil
y lo vea.
Josetxu Rodríguez
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