Acabo de descubrir que estoy en franca decadencia. Y he sido consciente de ello después de descacharrarme el menisco. El problema no es mi rodilla, la pobre, sino la vergüenza que me da decir cómo ha sucedido: estaba agachado arreglando un enchufe y al incorporarme se oyó un craack.
Podría explicar que me lesioné corriendo la Herri Krosa, pero intento no mentir entre bebidas, y lo absurdo del accidente hace que me sienta como el soldado que ha defendido su trinchera y cuando se vuelve para ver si llegan refuerzos le pegan un tiro en el culo.
Nunca he sido un atleta, pero recuerdo cuando alardeaba de mis lesiones como si se trataran de medallas al valor o a la actividad física de alto riesgo. ¿Qué te ha pasado en el brazo?, me preguntaban. Y un servidor contestaba muy ufano que era una rotura fibrilar causada por el Ananga Ranga. ¿Es un ochomil?, decía el otro. No, ignorante, un manual de artes amatorias.
Qué tiempos aquellos de cortes, golpes, esguinces y quemaduras, cada una de ellas con su localización gps situada en las Gargantas de Creta, el Mar de la China o un bosque Malayo. Ahora todo ha cambiado, si me quemo es con la vitrocerámica y no con una medusa tropical. ¡Qué tristeza, madre mía!
Dicen que a los cincuenta tenemos mucha riqueza interior: plata en los cabellos, oro en los dientes, piedras en los riñones, azúcar en la sangre, plomo en los pies, hierro en las articulaciones y una fuente inagotable de gas natural. La verdad, no sé si compensa.
Podría explicar que me lesioné corriendo la Herri Krosa, pero intento no mentir entre bebidas, y lo absurdo del accidente hace que me sienta como el soldado que ha defendido su trinchera y cuando se vuelve para ver si llegan refuerzos le pegan un tiro en el culo.
Nunca he sido un atleta, pero recuerdo cuando alardeaba de mis lesiones como si se trataran de medallas al valor o a la actividad física de alto riesgo. ¿Qué te ha pasado en el brazo?, me preguntaban. Y un servidor contestaba muy ufano que era una rotura fibrilar causada por el Ananga Ranga. ¿Es un ochomil?, decía el otro. No, ignorante, un manual de artes amatorias.
Qué tiempos aquellos de cortes, golpes, esguinces y quemaduras, cada una de ellas con su localización gps situada en las Gargantas de Creta, el Mar de la China o un bosque Malayo. Ahora todo ha cambiado, si me quemo es con la vitrocerámica y no con una medusa tropical. ¡Qué tristeza, madre mía!
Dicen que a los cincuenta tenemos mucha riqueza interior: plata en los cabellos, oro en los dientes, piedras en los riñones, azúcar en la sangre, plomo en los pies, hierro en las articulaciones y una fuente inagotable de gas natural. La verdad, no sé si compensa.
Josetxu Rodríguez
3 comentarios :
Josetxu, y yo que venía dispuesta a sacudirme la inercia de la tranquilidad para ver "otros mundos". Si te sirve de algo yo acepto con toda la naturalidad del mundo esta bajada de velocidad (nunca me gustaron las prisas), pero no debería ir acompañada de menor intensidad en las experiencias, pero no hay manera; todo disminuye; parece que tengamos que ir tomando sorbitos de pócima para que no nos asustemos de golpe. No sé qué he querido decir pero te animo a que disfrutes de tu realidad; acabo de oir que sobran dos días: el ayer y el mañana; que siempre sobraron. Un besote.
Como vi en algún sitio de Internet.
"Cuando traquean nuestros huesos NO ES QUE ESTEMOS VIEJOS, ES QUE ESTAMOS CROCANTES".
Un abrazo para todos los que entramos en los 50s. Especialmente para mis jovencitas de 50 años y mas. las adoro.
Como vi en cualquier parte de Internet.
"Cuando nos levantamos y sentimos que traquean nuestros huesos. "NO ES QUE ESTEMOS VIEJOS ES QUE ESTAMOS CROCANTES"
Abrazos para todos los que entramos a los 50s. Pero un abrazo y un beso para todas las jovencitas de 50 y mas..... Las adoro.
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