El viaje de irás y no volverás

¿Os habéis dado cuenta de que Arzalluz ha desaparecido del mapa? ¿Habrá hecho algún viaje con el Inserso vizcaino?

No sé si se han dado cuenta de que los viajes que organiza la Diputación vizcaina para nuestros jóvenes septuagenarios tiene cada vez destinos más alejados. Cuando comenzaron, hace tanto tiempo que sólo tenía móvil el ‘‘superagente 86’’, les reunían por la mañana en la estación de tren y les llevaban a Santurtzi a comer sardinas. Con el éxito sucesivo de las convocatorias, alargaron el itinerario y recalaban en Castro o en La Rioja para darle a la chuletilla. Años más tarde comenzó la peregrinación a Benidorm, donde tantos y tantos han experimentado la segunda juventud y le han dado al "matarile" haciéndole un corte de mangas a su médico de cabecera. A poco que se investigue, estoy seguro de que en la ciudad alicantina se han producido más curaciones milagrosas que en Lourdes. Hoy, cuando todo el mundo habla del ‘‘senior-boom’’ y de que la sociedad no va a poder hacer frente a las necesidades de los «zorros plateados», les introducen 14 horas en un autobús que no para hasta llegar a Amsterdam, donde sufren una tralla capaz de deslomar al más pintado. También anuncian destinos para Praga, Viena, Budapest y quién sabe si el Congo belga. Yo si fuera ellos me andaría con ojo, y me aseguraría de que todos los que salen, regresan, no vaya a ser que estemos ante un perverso plan para diseminar a los pensionistas por medio mundo como se hacía con los bebés a los que no se podía mantener.

Josetxu Rodríguez