EL jueves 15 de abril de 2021, a las 17,30 de la tarde, mataré a mi vecino. ¿Y por qué?, se preguntarán ustedes. Por una sencilla razón: me gusta echar la siesta y antes de esa hora no hago esfuerzos innecesarios. Espero que no se lo tome a mal, porque es una buena persona, aunque muy duro de mollera.
Además, ya hace diez años que le di la fecha concreta sin que pareciera importarle. "Vecino -le dije- no me parece bien que plantes esa sequoia en la linde de mi jardín, porque luego crecerá y tendremos problemas. Ahora es un arbolito encantador, pero en 20 años será gigantesco y dará sombra a mis geranios, y ya sabes que no les gusta la sombra porque les ataca la mosca blanca. La gente suele matarse por estas tonterías y nosotros no somos ajenos a esos impulsos". "Tú haz lo que tengas que hacer con total confianza, que para eso somos vecinos", me dijo.
Y eso es lo que haré, asesinarle. Primero, le demostraré que tenía razón, que el arbolito que plantó hace diez años y cuyas ramas entran ya por la ventana de la cocina, atraviesan la casa por dentro y taponan la entrada, no es apropiado para casas adosadas, sino para parques nacionales. Luego le hablaré de las cañerías rotas, las cigüeñas, las ardillas coreanas que crían en su ramaje y me roban el muesli y de que tengamos que entrar en casa por la ventana del primer piso trepando por una escala. Yo creo que al final lo entenderá y me facilitará el trabajo todo lo posible, porque, en esto de asesinar, soy principiante.
Josetxu Rodríguez
1 comentario :
Muy divertido. Enhorabuena
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