Llevo décadas luchando contra los borreguiles foros encaminados a apaciguar a las masas haciéndoles ir de aquí para allá gritando al asfalto y farolas lemas tan sumamente reiterados que han dejado de significar lo que sus palabras dicen como eso de “¡Contra el paro, lucha obrera!” y contra los inútiles procedimientos de protesta decimonónicos como huelgas y manifestaciones eficaces cuando dejar de producir comportaba pérdidas, se consumía para vivir, y no se contaba con otros medios de expresión que los corporales para hacer llegar el mensaje, pero actualmente del todo inútiles en un sistema basado en la sobre producción, el consumismo, y la publicidad mediática, para reconducir dicha energía proletaria hacia métodos más eficaces, como por ejemplo retirar el dinero de nuestras cuentas bancarias mientras particularmente nos sea posible.
Antiguamente, el salario se pagaba en metálico, dinero que el trabajador era libre de guardar en casa bajo el colchón, o depositarlo tontamente en el banco…pero de buenas a primeras, gracias a las tarjetitas de despilfarro, los recibos domiciliados, ingreso de la nómina, y otros procedimientos sibilinos, el caudal económico de la patronal, sea bancario, empresarial o gubernamental, nunca abandona el cauce propio, salvo en contadas ocasiones, cuando los esclavos lo sustraen para comprar en el super más cercano. Muchos de los más interesados en cambiar esta situación, están tan a gusto con su condición servil llevando cual joyas las cadenas que les atan a ella, que en mis palabras solo aciertan a ver problemas y objetan que guardar los chines en un calcetín, supondría todo un retroceso social que aumentaría la inseguridad y la delincuencia…Yo no lo creo así: la inseguridad social es tal, que ya no puede aumentar para la clase trabajadora, y respecto a la delincuencia, que les voy a decir… sinceramente, prefiero que me roben varios conciudadanos, a que solo lo haga un banco.
Sin embargo, esta propuesta que formulé con detalle a finales de los ochenta, adolecía de un instrumento activo que ahora, transcurridos más de veinte años he conseguido añadir, tras analizar cuidadosamente los discursos falaces de los Gurús espirituales de Santa Economía, a saber: ¡El ahorro activo! A parte de lo dicho, si la clase trabajadora desea no caer en la miseria con la que se le azuza a modo de látigo, y salir de su calamitosa realidad, también es imprescindible dejar de consumir la mierda que produce, y ahorrar cuanto pueda, como forma de protesta: que el trabajo es precario, no se sale de copas, se hacen las fiestas en casita; que los sueldos no suben con el IPC, no se compran electrodomésticos durante ese año; que te meten un ERE no se adquiere nada con marca; etc. Muchos de ustedes ya están en este proceso, pero más por obligación que por convicción. ¡Ahí está la clave! En adelantarse a su imposición y ser dueños de la situación. Con todo, si bien huelgas y manifestaciones no me convencen, he de reconocer que los tradicionales pequeños sabotajes, los solidarios boicots y la comprometida acción directa, son junto al retiro anunciado y selectivo de depósitos bancarios y el ahorro activo, buenas herramientas de transformación social a recuperar culturalmente.
Nicola Lococo
3 comentarios :
Esta portada ya me gustó cuando se publicó por primera vez y aún me sigue gustando. Felices Fiestas Josetxu
La verdad es que es muy buena, no sé quién puede ser el genio...je, je, je
A finales de los años setenta, un amigo mío me decía: los obreros deberíamos gastarnos el dinero en adquirir arroz y botes de leche condensada, y cuando tuviéramos lo suficiente para pasar medio año sin comprar nada más, dejar todos de trabajar; te juro que en menos de dos meses se hundía el Capitalismo. Quizá con algún retoque, pero pienso que tenía razón. - Rafel.
Publicar un comentario