Con el tiempo, los gorrones han evolucionado y perfeccionado su estilo, sobre todo con las tarjetas y el dinero de plástico. Ahora es más difícil conseguir una cantidad razonable en billetes, por lo que se han especializado en otro tipo de sablazos: -"¿Te importa pagar la comida?". -"¿Qué pasa, no tienes tarjeta?". -"La tengo en el taller para que le cambien el aceite". Los gorrones tarjeteros, como podríamos denominarlos, no le hacen ascos a nada y se quedan impertérritos ante la canceladora del metro esperando a que pagues la ronda: -"¿Y tu billete?". -"Lo tengo en la cartera, pero por no sacarla...".
Me referiré, por último, al gorrón fumador. Poblaban las anchas praderas de oficinas funcionariales, periódicos, despachos, bares y fábricas. Eran alegres y pizpiretos y te daban conversación mientas te saqueaban los cigarros. Algunos ofrecían pitillos a los presentes, por supuesto, de tu paquete. El precio del tabaco les ha puesto al borde de la extinción. Concretamente, el último que vi tenía mal color e intentaba pedir socorro mientras un fumador empedernido le apretaba el cuello con las dos manos.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy
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