domingo, 8 de abril de 2012

Una tragedia griega en dos actos


Rodeada de aguas turquesas, la isla griega de Zakynthos posee la tasa de ciegos más alta del mundo. Tiene, además, otra peculiaridad: entre ellos hay taxistas, técnicos del ayuntamiento y cazadores de aves. Evidentemente, es un fraude que les sirve para cobrar una pensión de 362 euros al mes y que acaba de ser descubierto por The Wall Street Journal. Hecha la inspección, apenas 50 de los 700 eran  invidentes. Es una imagen de Grecia que nos llevaría a escándalo si no fuera porque tenemos a un paso el expolio de los Eres en Andalucía y otros muchos que no merece la pena nombrar.
Este hecho coincide en el tiempo con el suicidio ante el Parlamento heleno de Dimitris Christoulas, un farmacéutico jubilado de 77 años acosado por los recortes que decidió pegarse un tiro en la sien para no dejar deudas a sus hijos. Su carta de despedida ha conmocionado al país. “Mi supervivencia se basa en una pensión que he pagado durante 35 años sin ninguna ayuda del Estado. No me veo rebuscando entre la basura para conseguir mi sustento”. Y concluye: “Algún día, los jóvenes sin futuro tomarán las armas y colgarán a los traidores de este país en la Plaza Syntagma, al igual que hicieron con Mussolini”. No sé con cual de las dos noticias se quedarán aquellos que prometieron “refundar el capitalismo”, pero yo no estaría tan seguro de que todos los desesperados vayan a seguir los pasos del pobre  Dimitris. Quizás decidan apuntar en otra dirección…
Josetxu Rodríguez

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