lunes, 14 de septiembre de 2009

¡Ah, la gripe!


ERA lo que me faltaba. La cría acaba de empezar el curso y no sólo he tenido que comprarle una carretilla elevadora para que transporte el material didáctico, sino que, además, tendrá que llevar a remolque un cubo con una fregona, guantes de goma, mascarillas y un bidón de “Mister Proper extermineitor” para acabar con los virus de la gripe A agazapados en su colegio.
Si hiciéramos caso a los alarmistas interesados, los de mi generación estaríamos vivos de milagro. Nos comíamos a medias los chupachups, con mocos incluidos, intercambiábamos los pañuelos y sólo nos lavábamos las manos por las noches, por aquello de optimizar los recursos hídricos. Y aquí estamos, inmunizados contra una mierda de bicho que no tiene media hostia, pero que, según dicen, amenaza con cargarse la nueva generación de homo sapiens, siempre que el informe PISA nos permita llamarlos así.
La gente joven, no obstante, puede parecer ignorante, pero no es tonta, y se está tomando la cosa a cachondeo. Lejos de fumarse los porros con mascarilla, han empezado a organizar fiestas de la gripe A. La cosa consiste en invitar a alguien con el virus H1N1 para que los contagie y poder tirarse una semanita en casa a cuerpo de rey y dándole al tuenti hasta que les sangren los dedos. Estoy haciendo todo lo posible porque me inviten a una, pero no soy tan optimista como ellos. Con los cincuentones, los virus lo tienen crudo.
Josetxu Rodríguez

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo. Cada día después del curro me paso por urgencias a ver si un alma caritativa me tose en la cara, pero con tanta paranoia profiláctica no hay manera.

Lo que daría por pillar el H1N1 y quedarme en casa para leer vuestras entradas antiguas

Josetxu dijo...

Y yo, y yo, jeje

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