viernes, 8 de febrero de 2008

Periodistas, entre el primate y el perito

¿Pero no tenéis nada más interesante que hacer?

ALGUNOS amigos me han pedido que dedique una de mis columnas a los periodistas en el mismo tono con el que me referí anteriormente a los funcionarios (que Dios los acoja en su gloria). No me cuesta nada complacerles, y si no lo he hecho antes es porque pensé que no era necesario ya que, como todo el mundo sabe, mientras los médicos se dedican a enterrar sus errores y los abogados a encerrarlos, nosotros, los periodistas, los publicamos y los vendemos. No obstante, para demostrarles que donde las dan, las toman, voy a contarles lo que algunos de ustedes piensan de nosotros.
Los ingenieros, que se consideran el estadio final de la evolución humana, nos sitúan en una etapa intermedia, entre el primate y el perito. Para los galenos somos una subespecie a la que le falta un hervor y cuyo fin es explicar a otros lo que personalmente no entiende. Los biólogos nos ponen como ejemplo para demostrar el principio darwiniano de la supervivencia de lo más vulgar.
Hay quien asegura que cuando un periodista llega a una reunión de arquitectos, el coeficiente intelectual medio baja, y los taxistas resaltan la paradoja de que un periódico tiene siempre el mismo número de palabras, haya noticias o no las haya. Para los notarios, la parte más veraz de un diario son los anuncios, y los funcionarios aseguran que trabajamos tanto como cualquier otro holgazán del mundo.
Los políticos, nuestros grandes amigos, afirman que si los hijos de perra volaran, los periódicos tendrían aeropuerto propio. ¡Y qué razón tienen!
Josetxu Rodríguez

3 comentarios :

Anónimo dijo...

Muy justo. Yo pensaba que "reportera" venía del hecho de que sois más porteras que las porteras.

Anónimo dijo...

Cuando los extraterrestres, llamémosles ET, llegaron a la Tierra buscando vida inteligente, porque llegar llegaron, la primera impresión fue mala, la segunda fue peor y la tercera si hubiesen tenido venas se las habrían cortado.
Los ET tuvieron la mala suerte de aterrizar en el tejado de la redacción de un periódico de tirada nacional (no diremos que era El Mundo para que no nos denuncien) la inteligencia que encontraron fue cercana al cero absoluto, -“tantos años luz recorridos para esto”-.
Antes de abandonar la misión, y aprovechando el viaje, aterrizaron en una granja de cerdos. No encontraron diferencias significativas de inteligencia, costumbres e higiene entre los cerdos y los humanos que habían conocido poco antes, incluso en algunos casos la diferencia era favorable a los cerdos, en los tres apartados.
Por último y por si acaso hicieron un tercer intento y aterrizaron, puede que por error, en el Congreso. La impresión fue caótica: -“queda descartada, de forma total y definitiva, la posibilidad de encontrar vida inteligente en la Tierra. Abandonamos la misión, ya volveremos dentro de 10 siglos terráqueos, si es que esto sigue aquí”-.
Los ET habían venido a la Tierra atraídos por una Sonda espacial que la NASA había mandado al espacio sideral. La Sonda Galileo llevaba hilo musical con música de Bach y Mozart, y unas inscripciones con fórmulas matemáticas de Pitágoras y Einstein, y claro pensaron que aquí todos éramos iguales.
Claro que los ET tampoco demostraron mucha inteligencia, porque podrían haber aterrizado en Bilbao. Aquí inteligencia no es que haya, pero se come de puta madre.

Mikeloto

Anónimo dijo...

Y de follar ya ni hablamos... ;)

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